HUMANTAY CON YUCELLY

Salimos de nuestro Hostal a las cuatro de la mañana, Carmen y mi persona, caminamos detrás de un guía que pasó por nosotros. La mañana estaba muy fría, llevábamos nuestros gorros puestos en nuestras cabezas, bufandas en el cuello, chompas en muestro cuerpo, y guantes en nuestras manos… llegamos a una furgoneta se nos abrió la puerta e ingresamos al vehículo… y observamos a una chica con una sonrisa marcada en el rostro y unas miradas brillantes, que resaltaban dentro de la poca luz que nos brindaba estar dentro del vehículo.

El vehículo, se deslizaba por las calles hermosas de Cusco, y gracias a la capacidad de relacionarse inmediatamente de Carmen con las demás personas, hizo que empezáramos a dialogar los tres… Nos preguntamos nuestras nacionalidades y nos presentamos con Carmen como Ecuatorianos, y ella como Colombiana… Aunque ya lo habíamos descifrado por el acento, y que a ella se queda super bien…

El vehículo seguía deslizándose por las calles casi vacías, que horas antes eran superpobladas por transeúntes de varios países… y en cada parada que hacia el vehículo, se iban subiendo compañeros pasajeros de rutas, y nuestros diálogos se fueron mermando con Yucelly, qué es el nombre de la linda Colombiana.

Tras varias horas de viaje (casi cuatro aproximadamente), incluido el tiempo de desayuno, donde seguimos dialogando y compartiendo con otros compañeros pasajeros de aquella ruta, llegamos a la base de la montaña e ingreso, para la realización del ascenso a la laguna Humantay…

Escuchamos algunas anotaciones del guía, se nos hizo la entrega de algunos los bastones, y emprendimos nuestro peregrinaje hacia algo desconocido que luego pasaría a ser una experiencia única e inolvidable…

Seguíamos caminando, intercambiando palabras cortas con alguno que otro caminante cuándo nos dábamos nuestros espacios, y cuando nos encontrábamos seguíamos en compañía de los tres, con un sentimiento de confianza y afecto como si nos conociésemos desde hace años…


Una hora después, de caminata comenzamos a escuchar las voces de asombro, los gritos de la emoción, las conversaciones variadas… que nos impulsó a seguir caminando un poco más rápido, ascendimos una última pequeña montaña, y cuando llegamos a la cima, la imagen ´surrealista´ impactó contra mi vista, que luego fue trasmitida hacia mi humanidad, y que fue expresado mediante un ¡WAU!… segundos después del asombro se esbozó en nuestros rostros sonrisas que expresaban lo contento y alegre que estábamos al vivir aquella hermosa experiencia…. Ya un poco menos absorto por tanta belleza, nos despojamos de nuestros equipajes, de nuestras chompas (aunque estaba brizando) y hasta de nuestros zapatos, porque nos decidimos ingresar a la laguna (aunque pasando algunos segundos se empezaban a dormir los pies)… pero nos recargó de mucha energía… que no nos conformamos con llegar hasta allí, nuestro apetito hacia la belleza se había desplazado… y comenzamos a ascender un poco más hacia un flanco de las montañas que rodeaban la laguna…

Ascendimos por un estrecho y poco transitado camino… de repente apareció un guía… un amigo perro, que nos indicó hasta donde avanzar (y efectivamente hasta allí pudimos avanzar porque allí se culminaba el estrecho camino)… y a medida que ascendíamos nos maravillábamos más… al llegar hasta donde tuvimos que llegar nos inundó una paz y tranquilidad, sin murmullos, voces de asombros, sin personas qué posan para fotos, y esta paz nos invitó a sentarnos en el vértice de aquella cima… respiramos relajados, compartimos una manzana que Yucelly brindó.. y nos ensimismamos mirando el lado opuesto de la laguna que se manifestaba ante nosotros… unos extensos valles y algunos nevados cercanos…



No queríamos regresar… pero como gran parte, o casi todo en el camino de la existencia humana llega su final, nos regresamos caminando llenos de energías, capacidad de asombro extendido, y con unos lazos de amistad más fuerte… que se notó mucho cuando nos despedimos aquel día.

Al siguiente día Yucelly, continuaría su ruta hacia Puno, así que decidimos compartir una cena antes de despedirnos… convocamos a algunos de nuestros compañeros de rutas que habíamos conocido Carmen, mi persona y Yucelly y comimos una deliciosa Pizza en la encantadora ciudad de Cusco. Entre risas, diálogos, miradas, degustación… vivimos aquel momento de despedida momentánea…
 Victor (México), Yucelly (Colombia), Osmayra (Perú), Carmen y Manuel (Ecuador)
Seguro nuestros caminos se volverán a topar Yucelly, y aquel caudal de afecto, aprecio y cariño, seguirá incrementando con aquellas intercepciones del compartir de las bellezas manifestadas por nuestra Naturaleza…

¡De momento un enorme abrazote muy rico! ¡Se te quiere!



1 comentario:

  1. Que lindo escrito Manuel; describes en breves pero reales palabras lo que se sintió llegar a tan mágico lugar, y aunque Perú ha sido un destino que trajo grandes alegrías y amistades a mi vida, creo que "Ese lugar en particular" me permitio experimentar una paz que sobrepasa todo entendimiento, y reflexionar sobre como la naturaleza tiene el gran poder de aquietar el acelere de la rutina y hacerte renacer de nuevo. Gracias a ti y a Carmen por su buena energía y cariño. Los llevaré siempre en mi corazón y en mi memoria, cómo los Ecuatorianos que tuve la bendición de conocer en un día mágico de mi vida. Abrazos!!!

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